Skip to content Skip to footer

Diario de Matt, 11/02/2024: Presentación y confesiones de un gato viajero

Saludos, bipedos curiosos! Me llamo Matt el Viajero, y he decidido compartir con vosotros las crónicas de mis andanzas felinas. Como ya sabréis, mi origen es tan cosmopolita como mi personalidad: un British Shorthair, fruto del amor entre una distinguida gata española y un galante gato polaco. Vine al mundo un frío 14 de diciembre de 2020, en Murcia, pero mi corazón y mis patas me han llevado a Madrid, donde reino (o al menos eso intento) en mi hogar adoptivo.

Mi apariencia es, cómo decirlo, ¡espectacularmente regia! Con un pelaje bicolor, lila y blanco, soy la envidia de muchos y el tesoro de mi familia. Esta consta de dos humanos adultos y dos pequeños aprendices de humano, quienes se esfuerzan por seguir el ritmo de mis aventuras, desde tácticas de emboscada a incautos juguetes hasta persecuciones épicas tras esa traviesa luz roja.

Ahora, permitidme compartir una revelación: la vida desde dos palmos del suelo es un constante entretenimiento. Mis expediciones a Andalucía, por ejemplo, son unas vacaciones de cinco estrellas donde me convierto en el mimoso centro del universo, con abuelos dispuestos a consentir mis caprichos felinos.

Tengo una afinidad especial por las alturas; desde lo alto, contemplo mi reino con la dignidad de un león, aunque sin dejar de apreciar las comodidades de un hogar cálido. Y sí, adoro las caricias, pero en el manual de etiqueta gatuno se especifica claramente: «Aceptadas solo bajo estrictas condiciones de consentimiento felino».

En este diario, os ofrezco un vistazo a mi vida a través de ojos felinos, repletos de curiosidad y un toque de majestuosidad. La humanidad tiene tanto que aprender de nosotros, los gatos. Por ejemplo, la importancia de una buena siesta no puede subestimarse, y ¿sabíais que observar fijamente a un humano puede hacer que hagan prácticamente cualquier cosa? Bueno, excepto abrir la puerta al momento exacto en que uno desea salir (o entrar; realmente, depende del humor).

Mis días están llenos de momentos dignos de ser narrados, desde mi insistente investigación sobre por qué el láser es inalcanzable, hasta profundas reflexiones sobre por qué el agua sabe mejor directamente del grifo. No obstante, el misterio más grande de todos es por qué los humanos no aprecian el arte moderno que les regalo, especialmente esas maravillosas bolas de pelo en lugares estratégicos.

Así, queridos lectores, os invito a sumergiros en las páginas de mi diario, donde las aventuras son tan abundantes como mis pelos perdidos en el sofá. Acompañadme en este viaje lleno de descubrimientos, risas y, por supuesto, ese toque de dignidad que solo un gato de mi calibre puede aportar al mundo.

¡Nos leemos en la próxima entrada, donde seguiré desvelando los misterios del universo desde mi perspectiva felina, siempre con un toque de elegancia y un pellizco de humor gatuno!